Un viaje al Pasado: Así era Acapulco en el año 2010

Parece que no fue hace mucho, lo recuerdo como si hubiese sido hace apenas unos días, tengo recuerdos tan vivaces de esos momentos que me es difícil pensar que han pasado ya casi 14 años de ese momento.

Esta es una historia personal, voy a narrar desde mi punto de vista cómo era Acapulco en ese momento y qué emociones me transmitía porque admito que Acapulco siempre me ha inspirado como destino. En esta ciudad nací y crecí, así que la conozco muy bien.

Como amante de la fotografía siempre ha sido para mí una necesidad de fotografiar cada momento que se vive en Acapulco, lo hago todo el tiempo, no puedo perderme algún atardecer, un día nublado, una lluvia o noche de luna llena. En cada momento Acapulco luce espectacular porque es un destino digno de admirar por su belleza panorámica.

Era Enero del 2010 cuando habían llegado cuatro cruceros a la Bahía de Acapulco, ya no había espacio en la terminal marítima por lo que dos de ellos se quedaron a mitad de la bahía. En ese momento era normal que todos los días llegaran dos cruceros o hasta cuatro como en ese momento.

Me fascinaba verlos llegar y cruzar la bahía, pues no había postal más digna de Acapulco que verlo en su máximo apogeo turístico, tan lleno de vida, de lugares con ambiente internacional, buenos restaurantes en la costera y ni hablar de las discotecas que aún existían en aquel momento.

Acapulco era un destino turístico próspero, había muy buenas oportunidades laborales en la hotelería y era una ciudad perfecta para cualquier egresado universitario que deseara desarrollarse profesionalmente. En ese entonces había egresado de la licenciatura en ciencias de la comunicación y mi pasión era la creación de contenido turístico.

En aquel entonces apenas comenzaba a trabajar en el Hotel Crowne Plaza (antes Acapulco Plaza y ahora Hotsson Smart). Era para mí uno de los hoteles más emblemáticos del puerto, lo llegué a conocer incluso cuando poseía un restaurante flotante en forma de jaula.

En este hotel aprendí lo fascinante que era el mundo del turismo y todo lo que había detrás para poder ofrecer una experiencia placentera al visitante. Era un esfuerzo enorme que requería una fuerza laboral de cientos de empleados.

Los eventos nunca paraban en Acapulco y cada fin de semana se sentía el ambiente de fiesta, no solo en la Costera, sino también en las colonias. Había fiestas en las calles, en las casas, en los salones de fiesta, restaurantes, hoteles. Era un Acapulco muy alegre y festivo, aún cuando ya se aproximaba su declive, pues los tiempos ya no eran tan abundantes como décadas atrás.

Estaba consciente de que Acapulco estaba cambiando y que quizás sus días de máximo esplendor ya no volverían a ser igual. Han pasado más de 10 años de aquel momento y ahora tenemos a un Acapulco distinto donde más que un destino turístico es como la combinación del recuerdo de lo que fue en algún momento y el sueño que tenemos de verlo nuevamente en todo su esplendor.

La belleza natural de Acapulco no cambia, sigue siendo un destino espectacular que ofrece paisajes inigualables, pero la experiencia turística es distinta y esto puede ser agradable para muchos, pero desafortunado para otros.

Es real que nunca volveremos a tener a un Acapulco como lo fue en el pasado porque la historia es distinta y el mundo ha cambiado, pero podemos tratar de mejorarlo y levantarlo con los recursos que tenemos actualmente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *