Todos los originarios de Acapulco recuerdan aquel emblemático kiosco del Zócalo que fue un clásico punto de reunión desde la década de los 80’s hasta el año 2014 cuando se decidió cambiar completamente la imagen del Zócalo para convertirlo en una explanada de diseño minimalista.
Actualmente Acapulco no cuenta con un kiosco en su plaza principal como el resto de las ciudades que tienen este característico elemento de la imagen urbana de antaño.
Los kioscos tuvieron su origen en Francia y llegaron a México a finales del Siglo XIX en plena época del Porfiriato. Momento en el que comenzaron a construirse en las plazas públicas de las ciudades más importantes de México y en Acapulco no fue la excepción.
Acapulco tuvo varios kioscos en la antigua Plaza Álvarez a lo largo de su historia. Sin embargo, el Zócalo sufrió una gran transformación a finales de la década de los 70’s para convertir la plaza en una zona totalmente peatonal, con fuentes, árboles y un nuevo kiosco de estilo colonial.
Este nuevo kiosco fue la imagen del Acapulco moderno, pero pocos saben que era una réplica del kiosco del Jardín Hidalgo de Tlaquepaque en Jalisco.
El kiosco de Tlaquepaque fue construido a principios de la década de los 70’s para formar parte de la nueva imagen del centro que comenzaba a ser una de las zonas de afluencia turística en la Metrópoli de Guadalajara. Actualmente tiene la denominación de Pueblo Mágico.
A partir de los últimos meses en Acapulco se comenzó la instalación de un nuevo kiosco de material reciclado cuyo diseño y espacio ha generado críticas por parte de los ciudadanos.
El Zócalo de Acapulco actualmente es un espacio dominado por el comercio ambulante y espacios en abandono que requieren una intervención para mejorar su imagen.
La Iglesia de la Soledad es el único icono del puerto que se mantiene intacto desde hace más de 50 años, lo que aún mantiene con actividad turística esta tradicional área.